
Ese vasto tablón sin fondo, sin fondo…
¿Debe uno partir de un tema, una idea fija o una fórmula en lo que uno hace en la vida—ya sea escribir, pintar o aquello mucho más difícil que es “el vivir”? ¿O debe uno salir al aire, a la intemperie, ser de manera completa en ese momento y hacerse uno (un solo ser, ente o cosa) con “el tema” u obra—expresión humanamente significativa—que se hace, se revela, se construye en ese acto nuestro que es el acto de intentar ser plenamente lo que uno es en todo momento? Por ejemplo, cuando Leonardo (el de [da] Vinci) pinta la Gioconda, seguro que—a pesar de tan absolutamente genial, matemático, artístico, exacto, destapador impetuoso y preciso de universos, etc. etc., que era él—no parte de lo siguiente: “He de pintar una donna…