CoEquipo en la Escuela

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Ante todo, nuestro agradecimiento al Centro de Estudios del Profesorado de Castilleja de la Cuesta (Sevilla) y al CEIP “Andrés Martínez de León” de Coria del Río (Sevilla), por confiar en nuestra metodología para la formación de sus docentes.

Hemos podido compartir una gratificante experiencia vislumbrando la esencia cerebral de cada uno de los docentes que han participado en nuestra formación. Hemos sido testigos de su inquietud y ganas de aprender, confirmando una vez más que “la profesión docente, es la más importante del mundo”.

Estamos en un momento educativo, donde se habla de emociones, se hacen programaciones al respecto, se valora la importancia de éstas en los aprendizajes de los y las alumnas.

Hablan los expertos y refieren “sin emoción, no hay aprendizaje” (Francisco Mora), y no se trata de hacer un circo del aula, no se trata de fomentar las emociones en el aula, sino de enseñar con emoción. Según este autor, aprender es un proceso que viene programado genéticamente en el cerebro de todos los organismos. La emoción predispone a la curiosidad, ésta a la atención, y por último al aprendizaje.

La escuela y los padres tienen la función de educar emocionalmente, y en este punto nos paramos a reflexionar. Los adultos de hoy, los y las alumnas de ayer, ¿fuimos educados en emociones?, ¿somos capaces de identificarlas, de aceptarlas, de gestionarlas?, ¿hasta qué punto?

Desde Coequipo ofrecemos la posibilidad de tener un claustro emocionalmente equilibrado que pueda trabajar con los y las alumnas, desde la honestidad, dándoles herramientas que les sirvan para encontrar su para qué y conseguir realizar sus sueños.

En la Educación, como en la vida, siempre nos vamos a encontrar con retos, personas y situaciones difíciles, cuánto más preparados estemos emocionalmente, más facilidad tendremos para encontrar el camino adecuado.

Óscar Anzorena consultor organizacional, especialista en la gestión y el desarrollo del factor humano en las organizaciones, refiere que “la forma de sentir y expresar nuestras emociones marca nuestro existir, determina nuestra calidad de vida y nos constituye en el ser que somos”. Sin embargo, durante siglos hemos entendido que es la racionalidad lo que nos determina como personas. Es importante, mantener la armonía y el equilibrio entre la emoción y la razón. Por lo que este autor, viene a decirnos que más que determinar la prevalencia de uno de ellos “es menester plantearse el desarrollo de ambos en un contexto”.

Desde el ámbito de la Educación, Mar Romera, docente en Inteligencia Emocional, presidenta de la Asociación Pedagógica Francesco Tucci, nos dice que las emociones mueven al mundo y que es necesario garantizar el equilibrio emocional de los docentes, ya que esto será clave para la educación emocional de niños y jóvenes.

Desde Coequipo, remamos en esta misma dirección, ofreciéndoles a los docentes la posibilidad de equilibrar sus hemisferios, descubriendo su esencia y potenciando las capacidades menos desarrolladas.

Refiere, en este sentido Mar Romera, que la educación emocional no es un contenido programado para una edad o un momento, la educación emocional es VIVIR. Incluir en nuestra vida el sentir, y no sólo el saber o el estar.

David Bueno, biólogo y especialista en neurociencia en la Universidad de Barcelona, refiere que cualquier aprendizaje se basa en la conectividad de las neuronas. En nuevas conexiones o en el reforzamiento de conexiones ya existentes.

La teoría de las neuronas espejo, en este sentido, nos explica que el principal motor del aprendizaje es la imitación, volviéndose indispensable, por tanto, vivenciar lo que queremos transmitir a nuestros alumnos y alumnas. Sin la experiencia no hay interiorización y sin interiorización no hay transmisión.

“Los niños y niñas no aprenden nada de lo que les enseñamos, nos aprenden a nosotros”, comenta Mar Romera en alguna de sus exposiciones.

Y, por último, haciendo referencia a Umberto Maturana, biólogo y filósofo chileno: “el futuro de la humanidad no son los niños, son los adultos”. Y sobre todo los adultos que están más cerca de ellos, los docentes y los padres y madres que no siempre nos coordinamos con la escuela.

Dejo una reflexión a cualquier persona implicada en la educación de los niños y niñas del futuro: “¿Educamos para adaptarnos a un mundo cambiante o para cuestionarlo críticamente y transformarlo?

En Coequipo tenemos programas específicos para formación de docentes y escuelas de padres y madres, estaremos encantados de aportar nuestro granito de arena para favorecer un sistema educativo equilibrado. Contacta con nosotros y buscaremos la formación que se adapte a tus necesidades.

Victoria Eugenia García Martínez
Psicóloga y Coach

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