Sobre el saber y el pecado; sobre el niño, que es feliz y debe seguir siéndolo; y otras cuestiones centrales y aledañas a la felicidad
A las personas sabias y a las que no lo son, aunque tengan la cabeza en su sitio, entre las que me encuentro yo (me refiero a lo de no ser sabio—de lo que estoy seguro; en cuanto a dónde tengo la cabeza, no tanto, puesto que suelo tener la defectuosa virtud de tenerla en mil sitios, menos en el que le corresponde; lo que sí puedo asegurar, con respecto a esto último, es que no deja de ser interesante tener mil perspectivas diferentes, aunque no sea cosa muy sensata. Lo de tener la cabeza en mil sitios será virtud de tipo circense, diría yo: algo tan extraordinario como inútil)… A las personas sabias, decía, y a las que no lo son tanto, si se les diera a elegir entre…